domingo, 22 de enero de 2012

Habia una vez...

Cerraba los ojos y contaba cada paso, cada cual de las 124 gradas, las de siempre.. y mentía con alevosía y conocimiento de causa, será por la falta de confianza en mi mismo, no en cualidades sino en ese mi único miedo original, ese de tropezar, irme de costado o peor aun chocar con la gente, miedo al contacto visual o algún gesto de desaprobación, cuestionamientos habían algunos, tal vez nunca me caí, ni tampoco choque con nadie pero siempre hice trampa, abriendo un poquito los ojos, por un minúsculo momento y ya no tenia justicia a mi favor….. siendo sinceros hasta un nivel 5 de 10, reclamo la acción repetida y la consecuencia de la misma, tal vez ya no cuento las 124 gradas pero a veces aun se me da por abrir los ojos e intentar no caerme, no es cuestión de ganar es cuestión de hacer las cosas bien, no implicaba seguridad ya que no era usual encontrarla pero si tener la idea de hacer lo correcto, hasta un día eso estaba bien, pero hay un limite, como el de aquellas gradas que un día se paso, y al igual como en aquellos días no se valía dar marcha atrás, con el sol de compañía solo podías seguir hacia adelante, cargando con la trampa, en un ángulo de 45ª y atento a las mariposas q pululaban altivas y desafiantes por tan solo el hecho de saber volar…. En fin, no se si será madurar, no se si será pasar a otra etapa, no se será hacer las cosas bien.. lo único que a estas alturas se, es que se llama realidad. Creo que regresare a las gradas, aunque a decir verdad, creo q nunca las dejé. Sigo imaginando laberintos.

Había una vez un chico promedio +3 q caminaba por la sombra, contaba gradas y sacaba alas a las mariposas mientras esperaba que le dieran alcance o buscaba a alguien a quien alcanzar.



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